martes, 23 de julio de 2013

REVIEW - Dark Souls



El acero se forja al fuego

Ha llegado mi fin, fue lo que pensé cuando sostuve Dark Souls en mis manos. Una sombría reputación lo envolvía, haciéndome pensar que más que un juego era un simulador de fracasos. Temía no estar a la altura, y lo di por imposible antes de intentarlo a conciencia. Cuán equivocado estuve todo este tiempo, y cuán orgulloso estoy ahora de poder decir que Dark Souls no fue mi fin, sino mi comienzo. El despertar de un caballero tímido que acabaría sintiéndose invencible.


Atravesando la niebla

El Reino de Lordran es un lugar desolado, en el que aún se intuye algo de belleza en medio de la decadencia. Su pasado y presente están rodeados de misterio y su futuro es incierto. Igual que nosotros, porque nuestra aventura comienza en una sucia celda, sin saber por qué estamos ahí ni qué hacer a continuación. Sin siquiera tener claro cuánto importan realmente los motivos.

La introducción nos habla sobre la Edad del Fuego, y los Dragones que la precedieron. También nos habla de los seres que lo habitan, los No Muertos que, como el personaje al que controlamos, padecen una extraña maldición… Tal vez sea nuestro destino deshacerla. Tal vez seamos el elegido entre el resto de miserables. O tal vez seamos otro don nadie. ¿Hasta dónde llegarás para averiguarlo? 

Mientras otros juegos giran en torno a su argumento, Dark Souls hace lo contrario. La historia está ahí para el que la quiera, y si la buscas, la hallarás. Pero aunque decidas conformarte con el mero contexto que el juego plantea, sin hacer demasiadas preguntas, casi seguro comprobarás que su sutileza es más que suficiente para fascinarte.


Un viaje hacia el valor o la perdición

El mundo abierto creado por From Software a priori parece estar diseñado para confundirnos, y depende del camino que escojas es posible que acabes pensando que su objetivo es el de atormentarte. Pero si exploras con cuidado, y si tienes a alguien a quien consultar cuando te desorientes, te darás cuenta de lo bien conectadas que están todas sus zonas, y de lo apasionante que puede llegar a ser perderse en sus laberínticas fortalezas y frondosos bosques. Es normal que durante el recorrido encuentres trampas, enemigos, y otros peligros que te obstaculicen el paso, pero si la dificultad llega a ser desquiciante, tal vez te hayas equivocado de camino y prefieras deshacer tus pasos hasta la anterior hoguera.

Oh, benditas hogueras. Casi podemos sentir su calidez cuando las encontramos, aliviados. Representan un acogedor lugar en el que reposar, rellenar nuestros frascos de Estus (fluido curativo), y canjear las almas de los enemigos a los que hemos derrotado. Y es que las almas que dan título al juego son el equivalente a la experiencia adquirida, y las podemos usar para reforzar los atributos de nuestro personaje y para mejorar nuestro equipamiento. También sirven como moneda de cambio con las que comprar objetos y magias a los mercaderes y demás NPCs. Este sistema le confiere un aire místico al juego, y logra que le demos suma importancia a nuestro progreso, ya que podemos perder las almas que hayamos acumulado en cualquier momento, y ante cualquier enemigo.


Aprendiendo de los errores

Como buen action-RPG, lo que hace verdaderamente especial a Dark Souls son sus combates. Tal vez no sean los más numerosos que puedas experimentar en un juego hoy en día, pero te aseguro que sí serán los más intensos, exigentes, y gratificantes.

La jugabilidad parte de unas premisas bastante sencillas: los gatillos L sirven para usar lo que tengamos equipado en la mano izquierda (normalmente un escudo), y los gatillos R para golpear con el arma que empuñe nuestra mano derecha. Pero pronto nos damos cuenta de que aprovecharlo bien requiere práctica, dando como resultado un control profundo, preciso, y exigente, pero que al dominarlo te hace sentir dueño y Señor del pad.

Y mientras la mayoría de juegos nos enseñan a atacar, lo primero que hace Dark Souls es enseñarnos a defendernos. Y es una lección que imparte a base de palos, porque caerás una y otra vez antes de poder erguirte. Y entonces, deberás estudiar a tu enemigo para atacarle en el momento preciso, con cautela y determinación, cuando sea más vulnerable. Así, con mucho esmero, lograrás vencer con los dedos y la cabeza, pero la verdadera clave es no rendirse jamás.


Un desafío no imposible para cualquier no muerto

Los jugadores que han osado adentrarse en Dark Souls unánimemente claman sobre su elevada dificultad. Pero, ¿realmente es para tanto? ¿Es un juego apto para todos los públicos? La verdad es que no lo sé con certeza. Pero sí puedo asegurar que para poder disfrutarlo, lo primero que se debe hacer es no tenerle miedo. Además, en caso de frustración aguda (y antes de perder la cordura) puedes considerar aprovechar su peculiar multijugador online, mediante el cual es posible invocar a otros jugadores para que te echen una mano. Yo preferí no hacerlo, porque me empeñé en superar la aventura yo solo. Pero es bueno saber que existe esa posibilidad, en caso de emergencia.

A fin de cuentas, el mayor enemigo de Dark Souls podrías ser tú mismo. Tu habilidad (o falta de la misma), tu paciencia (o falta de la misma), y los desafíos con los que decidas torturarte a ti mismo, condicionarán cuánto disfrutarás o sufrirás esta obra de arte.

Recibí muchas provocaciones que ahora extiendo a cualquiera que esté leyendo estas líneas, porque creo que a veces necesitamos un empujón para probar todo aquello a lo que inicialmente no nos atrevemos. No lo olvides, el acero se forja al fuego, y apurar los límites de lo que consideramos posible para nosotros mismos, eso es lo que nos hace crecer. Si aceptas este desafío, tal vez me ames y me odies por ello. No en ese orden.


VIRTUDES: Su maldita dificultad, cuando ésta nos impulsa a mejorar. Cada derrota cicatrizará en tu alma gamer y te hará más fuerte. Y cada victoria te llevará hasta otro enemigo aún más temible. Los desafíos se suceden mientras maduras como jugador y descubres que superar Dark Souls en realidad no es tanto una cuestión de valor sino, sobre todo, de honor.

DEFECTOS: Su maldita dificultad, cuando ésta nos desanima o confunde. Es un juego que no tiene piedad y que puede llegar a provocar una frustración abrumadora en los jugadores menos experimentados (o en cualquiera).


VEREDICTO: 4 / 5 >>> Gran Juego <<<


Algunos severos impactos en el escudo lograrán hacerte sentir insignificante. Pero las estocadas que derriben a tus adversarios te identificarán como héroe. La miseria que precede a la conquista es el precio a pagar para disfrutar de la más gratificante de las recompensas: el triunfo.

- Esli

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