miércoles, 17 de julio de 2013

REVIEW - Final Fantasy XIII



El Final de Final Fantasy

Cada entrega de Final Fantasy es un mundo, literalmente. Y existe una bonita tradición que, aunque no está escrita, muchos conocéis: con el anuncio de una nueva entrega, las ilusiones de infinidad de seguidores se avivan más allá de sus propias expectativas. Ahora a esto lo llamamos hype, pero cuando Squaresoft (ahora Square-Enix) y sus admiradores iniciaron esta costumbre, yo lo llamaba simplemente soñar despierto. Y siempre tenía la certeza de que cuando llegara el gran día en el que pudiera dejar de soñar para abrir la caja y admirar sus discos llenos de fantasía, descubriría una nueva joya que me marcaría para siempre, y que su huella dejaría el listón muy alto para los próximos juegos que pasarían por mis manos.

Desde hace ya bastante tiempo, Final Fantasy XIII está entre nosotros, y ha gustado a unos cuantos, encantado a unos pocos y, en mayor o menor medida, decepcionado a muchos. Es complicado comentar cualquier cosa de este juego sin tener en cuenta las expectativas que genera con tan sólo leer su título, pero procuraré enfocarme en sus cualidades propias intentando resistir la tentación de compararlo con sus hermanos menores, a la vez que ignoraré (sólo un poco) el hecho de que su mayor maldición es la de llevar un nombre que pesa tanto.


Lo que hace de FFXIII un auténtico Final Fantasy

He oído y leído muchos comentarios diciendo que FFXIII no es un Final Fantasy de verdad. Yo discrepo, pero al mismo tiempo comprendo a qué se refieren los demás cuando lo afirman. Salta a la vista que el universo que se ha creado para esta entrega alberga la esencia típica de cualquier Final Fantasy. Hablo del aspecto visual en general, que es hermoso, y los protagonistas exhiben una belleza que va más allá de su evidente atractivo físico. Las localizaciones tienen ese aire mágico que tanto nos encanta recorrer mientras admiramos el colorido paisaje. Además, la transición entre cinemáticas y fases jugables es, aunque perceptible, más suave que nunca. Y por supuesto, la música cumple (aunque sin sorprender), con sus dulces y melancólicas notas, contrastadas con las melodías épicas de las batallas.

En cuanto a la historia, le da una vuelta de tuerca a los recurrentes temas de la amistad y de la salvación del mundo. Por un lado nos presenta a unos personajes que comparten relaciones relativamente complicadas y que evolucionan a lo largo de la aventura, manteniendo la capacidad de sorprendernos y, sobretodo, invitándonos a implicarnos emocionalmente para acabar encariñándonos, casi amando, a los seis protagonistas (en mi caso sólo cinco, sorry Vanille). Hay momentos que me parecieron realmente conmovedores y que me sorprendieron con su narrativa. En cuanto al destino que les aguarda, me resultó igualmente fascinante (pero sólo en parte).

El sistema de combate resulta muy novedoso a la vez que divertido, hasta que se vuelve extremadamente repetitivo. Y nuestra labor de estratega esta vez reside principalmente en planificar bien las formaciones y en escoger el momento adecuado para invocar a los Eidolons. Aunque a mí no me encantó, por lo menos me sentí cómodo con este sistema de batalla, más que con el de la anterior entrega, FFXII... (oops, perdón, se me ha escapado una comparación).


Lo que hace de FFXIII un juego de rol cualquiera

Sin la más mínima intención de ser despectivo hacia el género del Rol, considero que Final Fantasy tiene su propio estilo (al igual que otras grandes sagas), y hay algunos aspectos de FFXIII que encontré poco fieles a su filosofía. Esto no tiene por qué ser algo negativo, pero sí puede ser inesperado y, en definitiva, decepcionante.

El principal problema del juego lo encontré en su mecánica, que parece repetir un patrón interminable de avanza-combate-secuencia. Y todo empaquetado por una extraña sensación de estar recorriendo continuamente un largo pasillo. Esta fórmula la hemos visto en otros juegos con mejor éxito, pero aquí no acaba de funcionar, y se hace monótono. Demasiado monótono.

En cuanto a los combates, a menudo consisten en pulsar un único botón repetidas veces, ya que el juego automáticamente te propone una acción óptima para la formación que estés usando en ese momento. Entiendo que lo hayan incluido porque resulta práctico y cómodo, pero quizás deberían haberlo hecho opcional, creo que eso habría satisfecho mejor a los que necesiten navegar por los comandos para sentir que están combatiendo por sí solos, sin ayuda. Sé que el juego permite que escojas los comandos libremente, pero cuando vi que a menudo las acciones que quería realizar coincidían exactamente con las que me proponía el juego, no pude ignorarlo y me rendí. Mi pulgar derecho apenas se separó del X en todo el juego.

Es cierto que el núcleo de la historia me gustó, todo lo que involucra a la personalidad y amistad de los personajes. Lo que no me acabó de gustar es el eje argumental, que lo encontré un tanto enrevesado, y la estructura de trece capítulos me pareció otra manera de imponernos una linealidad que no acaba de liberarse hasta llegar casi al final.

Aunque el sistema de evolución y desarrollo de los personajes resulta familiar, no me convenció. Y la modificación de armas es tediosa, incluso aburrida. El inventario se me llenaba de objetos de todo tipo, y nunca me apetecía examinarlos a fondo para escoger la manera óptima de mejorar las armas.

En resumidas cuentas, y aunque no alcanzó la calidad que todos soñamos, podría decir que me gustó sin que me crezca la nariz más de un centímetro. Pero sigo teniendo una sensación agridulce cuando lo veo en mi estantería que me impide definir con claridad si deseo volver a jugarlo o no. Y a menos que la decimoquinta entrega logre volver a ilusionarme de verdad, para mí FFXIII supone el final de Final Fantasy.


VIRTUDES: Hay varios aspectos que hacen de FFXIII un juego memorable, como son los personajes, la atmósfera mágica, y la originalidad del sistema de combate.

DEFECTOS: Pero los ingredientes antes mencionados no son suficientes para materializarse en una experiencia Final Fantasy “completa”.


VEREDICTO: 2 / 5 >>> Juego Mediocre <<<


El juego brilla en algunos aspectos, pero cojea en la mayoría. Y mientras que los personajes podrían considerarse entrañables, el guion en el que se desenvuelven me pareció irregular, con algún que otro clímax, pero plagado de momentos que parecen una simple excusa para estirar el chicle. Pasé buenos ratos, pero su repetitiva mecánica acabó por desesperarme y llegué a desear que se acabara.


- Esli


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