jueves, 25 de julio de 2013

REVIEW - Journey



El destino de todo viaje

Me encuentro en medio de la nada. O, lo que es lo mismo, rodeado de un vasto desierto. ¿Quién soy? ¿Qué hago aquí? ¿Dónde está exactamente “aquí”? Son tantas las preguntas que, finalmente, decido avanzar. Simplemente camino y, al poco rato, cualquier motivación se vuelve irrelevante.

A cada paso, mis pies se hunden levemente en la arena. Es fina, cálida, y reluciente. Y algunos granos, golpeados por la luz de un espléndido sol, incluso logran deslumbrarme. Me asombra que algo tan sencillo pueda maravillarme de este modo, y mientras pienso en ello, ya he llegado a lo alto de una pequeña duna. Una de las muchas que perfilan el horizonte y dan relieve a la inmensidad que me envuelve. Y a lo lejos, vislumbro algo parecido a una columna de luz que emerge de lo alto de una gran montaña. Es en ese momento cuando lo comprendo, o creo comprenderlo. Debo emprender un viaje.


Un buen videojuego impacta desde el primer momento, y Journey lo logra. A pesar de la sencillez que desprende tanto en su apartado visual como en el control, pronto descubres que hay mucho detrás. La capa de minimalismo conceptual esconde un torrente de sensaciones tan profundas como memorables, pero dependerá mucho de cada jugador y de la actitud con la que afronte su viaje particular. Y ésta es una de sus principales bazas, ya que al insinuar su planteamiento con cierta ambigüedad, indirectamente está estimulando la imaginación del jugador.

Desde muy pronto, prácticamente desde los primeros minutos, el juego invita a dejarse llevar. Acompañado y reconfortado por la hermosa música, y mientras contemplas el bello paisaje, comprenderás por qué Journey es un deleite para los sentidos. Pero no hay mucho más que hacer aparte de caminar, emitir unos tímidos pero bonitos sonidos, y dar algún que otro salto. Aunque los descensos, por ejemplo, ofrecen algo de emoción dentro de la monotonía del solitario periplo, muy pocas cosas requieren algún tipo de esfuerzo en este título, donde el desafío es prácticamente inexistente. Parece que ha sido diseñado con el objetivo de ser una experiencia relajante, lo que en gran medida lo hace tan especial.

A pesar del destino incierto que nos aguarda, y a pesar de estar constantemente navegando por un mar de arena y de dudas, una extraña paz nos impulsa a continuar adelante y desvelar el secreto, si lo hay, o simplemente convivir con el misterio. Rendirse a lo inexplicable es el primer requisito para disfrutar de este viaje, y al hacerlo, te sentirás ligero. Te sentirás libre.

En caso de jugar online, en ocasiones es posible que distingas una figura en la distancia. Y al acercarte, descubrirás un nómada que te recordará a ti mismo. La inesperada compañía puede parecer poco útil, y casi seguro vuestros caminos no tardarán en separarse, tal vez para siempre. Pero el compartir ese breve instante con alguien, cuando creías estar completamente solo, resulta muy agradable.

Aunque tanto la crítica como el público se han rendido a la magia de Journey, hay algo que se ha criticado con la misma unanimidad: su duración. Precisamente, es una de las cosas que considero más acertadas. Éste viaje se puede comenzar y acabar en una sentada de dos horas, pero eso no lo hace la mitad de bueno que un juego el doble de largo. En mi opinión, éste es un viaje que dura lo que tiene que durar, porque a pesar de ser breve, yo no lo sentí así. Me cundió. Y alargarlo tal vez no hubiera sido la mejor de las ideas, ya que con ello se podría haber corrido el riesgo de rozar el tedio. Pero Journey no comete ese error, no, y ofrece un desarrollo que se ajusta a sus posibilidades, ni más ni menos.

El aclamado título de thatgamecompany logra que algo tan simple y llano como caminar se vuelva algo emotivo, casi espiritual. Y al desprenderse de toda complicación argumental y jugable, consigue que el jugador se dé cuenta de cuán importante es el recorrido. Y es que a veces, el destino no es otro que el viaje en sí mismo. Y en este sentido, los demás desarrolladores deberían tomar buena nota. A veces desearía que no hubiera destino y que el objetivo fuera perseguirlo. Es una extraña contradicción que no sé expresar de otro modo.


VEREDICTO: 3 / 5 >>> Buen Juego <<<


Journey es un buen juego. Una pequeña obra de arte, hermosa en lo visual y en lo sonoro. Pero, ¿es divertido? Puede serlo mientras su apartado artístico fascine al jugador, o éste sea capaz de conectar emocionalmente con el nómada al que encarna. Por lo tanto, la diversión que encuentres aquí dependerá de cuán dispuesto estés a probar algo diferente, y de cuánto te dejes cautivar por los encantos de esta sencilla pero inolvidable aventura.


- Esli

Nexo Gamer | dale like a nuestra página de Facebook

No hay comentarios:

Publicar un comentario