lunes, 30 de septiembre de 2013

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Que el sector de los videojuegos está en constante evolución es algo que no escapa ni a los ojos del más miope. Los ordenadores, las consolas, y desde hace unos años los teléfonos móviles (y tablets) están en un proceso de mejora constante, máxime si tenemos en cuenta la importancia de internet en el panorama moderno. Cada cierto número de años, las grandes compañías de hardware presentan nuevos diseños, posibilidades y conceptos con los que romper moldes, sorprender a las masas y, sobre todo, ingresar grandes cantidades de dinero.

Es precisamente con la llegada de los juegos online y las facilidades para crear software para dispositivos móviles que se ha descubierto a la gallina de los huevos de oro del mundillo: los jugadores ocasionales. “Perdona, creo que no te he entendido bien... has dicho casuals?” No, he dicho ocasionales.

Para hacer más fácil la definición, y olvidarnos de etiquetas facilonas, podríamos decir que son jugadores que, posiblemente, no hubieran tocado un videojuego en su vida hasta el nacimiento de iconos actuales como Farmville, Angry Birds o Candy Crush. Son los que juegan de forma despreocupada, los que no muestran la pasión y dedicación del jugador de toda la vida. Los que descargan juegos en sus terminales móviles, a menudo de forma gratuita, para disfrutar de partidas rápidas sin darle importancia a los resultados, las estadísticas o las comparaciones con los amigos. Los que llenan el vacío de largos viajes en bus o metro, o los que, sencillamente, juegan un rato como el que hace el crucigrama para no escuchar a la parienta (o “pariento“) después de cenar o cambiar el pañal al crío. De hecho, a ellos les trae sin cuidado cómo se les llame, porque no juegan para obtener ningún título en particular. Juegan para pasarlo bien y punto.

Las desarrolladoras han descubierto en este tipo de jugadores la fórmula para acercar los videojuegos a todo el mundo. Aparecen los conocidos como juegos sociales, se aprovecha el fácil manejo de los dispositivos táctiles y vuelven las fórmulas clásicas como los Tetris o Bubble Booble, con lavado de cara y en nuevos juegos, de aspecto desenfadado y con un claro mensaje de “tú también puedes jugar”. La clave del jugador ocasional es que CUALQUIERA puede serlo, ya sea joven, adulto, padre, abuela o el tío Gilito.




A ojos de algunos jugadores de toda la vida (no, no he dicho hardcore, pesados), estos novicios en el sector parecen jugadores sin consistencia. Entrometidos en un mundo de guerreros de capa y espada que llevan años batallando en los mundos del cartucho, el DVD y la descarga digital. “¿Me vas a decir tú lo que es dificultad en los juegos? ¿Tú, que no has derramado sangre, sudor y lágrimas en las mazmorras del clásico La Leyenda Fantástica del Rey Tunante y sus acólitos los Inmorales XII-RECODED PLUS?”

Todo lo contrario ocurre con los jugadores habituales. Aquellos que sentimos la necesidad de probar todo lo que parece, suena o huele a videojuego. Existen jugadores que quieren tener todos los juegos posibles de una consola, y otros que quieren tener tantas consolas, dispositivos y juegos como sea posible. De un modo u otro, esta afición ha calado tan hondo en nuestro ser que no podemos vivir sin pensar que los videojuegos deben crecer y acompañarnos a lo largo de nuestras vidas. Hemos oído incontables veces aquello de “¿no eres mayorcito para seguir jugando con maquinitas?”. ¡Al cuerno con la ignorancia! Nuestra pasión por los juegos es tan legítima como la del aficionado a la música, al buen cine, o al fútbol.

Es evidente que los videojuegos creados para sistemas cuya principal finalidad sea el entretenimiento partirán siempre con ventaja respecto a los creados para dispositivos con otras funciones tan o más importantes como ésta (sí, algunos aún tenemos presente que el teléfono sirve para llamar a las personas). Eso sin contar con los potentes ordenadores, cuyos componentes pueden ser tuneados, cambiados, mejorados y apelotonados en serie o en paralelo hasta el infinito, creando mastodontes de potencia que la NASA ya los querría para sí. Con sus infinitas capacidades, los ordenadores siempre tienen las de ganar en este terreno.

Pero no por ello los juegos de dispositivos móviles tienen que ser estrictamente fáciles, malos o feos. Algunos sí, claro, pero también los hay en todas y cada una de las consolas que se han vendido a lo largo de los últimos 30 años. Si alguno ha probado juegos como Jetpack Joyride en su móvil sabrá de lo que hablo. Concepto simple y adictivo, pero para nada fácil. “Pero no tiene historia y sus gráficos son de hace 20 años, menuda bazofia…”. Bueno, pues prueba cualquier entrega de la saga Infinity Blade, que aprovecha al máximo las posibilidades del motor Unreal Engine 3. Son un espectáculo visual, y su jugabilidad puede medirse con la de grandes juegos clásicos y modernos.
















A día de hoy ya existen juegos para todos los gustos y usuarios, y eso es gracias a que ahora los videojuegos son accesibles a cualquiera que sienta curiosidad por ellos. Los que llevamos muchos años disfrutando de esta afición en ocasiones nos hemos sentido discriminados o criticados por la falta de apoyo de una sociedad que le daba la espalda a nuestro hobby. Y ahora que el mundo parece empezar a comprender, por poco que sea, nuestro buen gusto por este arte, empiezan las puñaladas entre usuarios.

¿Son necesarias etiquetas como “casual” o “hardcore” para diferenciar el uso más o menos intensivo de dicha afición? ¿Se toman la molestia de etiquetarse entre sí los aficionados a otras formas de entretenimiento? ¿Existen los “casual” de la música o los “hardcore” del parchís? ¿A caso un mismo jugador no puede jugar a juegos de distintos dispositivos, de temáticas diversas o pasar por etapas de su vida en que juegue más o menos sin necesidad de considerarse cualo o pascualo? ¿Tiene más crédito un jugador por jugar cinco partidas a un juego de temática violenta y adulta que el que juega durante años a un simulador social o para todos los públicos?

Lo cierto es que da lo mismo lo que opinemos nosotros. Por lo visto hoy en día salen sabios de debajo de todas las piedras. Hay palabras muy arraigadas al sector, habitualmente extranjerismos, que se aplican de forma errónea y a veces incluso hiriente por el mero hecho de colocar en una posición de superioridad al que las usa. Lo curioso es que suelen salir de la boca del que menos ha visto o jugado, pero que por haber probado productos de última generación se cree con la potestad de dictar sentencia y ajusticiar al resto de jugadores. A veces el problema no está en el acierto de las palabras, sino en las situaciones en que se usan, a quién van dirigidas, y sobre todo en la formas a la hora de decirlas.

Que nosotros sepamos, el juego no hace al gamer. Y sí, mi abuela, que en paz descanse, era una “hardcore” del parchís.

- Raül

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martes, 10 de septiembre de 2013

REVIEW - Killzone Mercenary



Time to kick some HelghASS

Todos somos un poco mercenarios. No jugamos por una marca, ni por nadie. Jugamos para el beneficio propio, y escogemos el bando en función de cuánto nos ofrezca a cambio. Por eso, a PS Vita todavía muchos la miran escépticos, dudando de su catálogo y de su futuro. Pero algunos nunca hemos dudado, conformándonos y armándonos de paciencia a la espera de títulos tan potentes como Killzone Mercenary. Y cuando ocurre ese momento en el que un juego nos emociona, nos atrapa y nos hace desear más, entonces sonreímos, orgullosos de tenerla en las manos.


KILLZONE

Se puede debatir sobre si ésta es la saga de pegatiros más emblemática de PlayStation o si lo es Resistance. Lo que nadie va a discutir es que el intento de Nihilistic Software por adaptar Resistance a Vita fue un chasco casi tan monumental como el de aquél Call of Duty que tantos medios especializados castigaron con puntuaciones por debajo del aprobado. Pero los sticks de Vita pedían a gritos un shooter que molara de verdad, y finalmente ha sido Guerrilla Games quien ha dado la talla y ha sabido sacarle todo el partido a la poderosa portátil de Sony.

KM no sólo cumple como shooter y como entrega de la saga, en la que encaja a la perfección tanto por su trama como por sus características jugables, sino que logra lo que casi ningún representante portátil ha hecho: superar a las entregas de sobremesa. Es algo con lo que no todo el mundo estará de acuerdo, pero yo lo tengo clarísimo. Mercenary me ha parecido más variado, trepidante, y mucho más divertido. Además, reconozcámoslo, la saga nunca se ha caracterizado por contar con un argumento demasiado bueno, así que subir un peldaño la calidad de su historia tampoco es algo que debamos celebrar con fuegos artificiales. Pero, si bien es cierto que su historia es bastante simple, al menos esta vez cuenta con un hilo argumental que esconde alguna pequeña sorpresa y satisface de principio a fin. En esta ocasión no tuve que exclamar en voz alta “Are you fucking kidding me?” como sí hice en cuanto salieron los créditos finales de Killzone 3, sino que esta vez solté un tímido pero claramente audible “Cómo mola”.

Por otro lado, no os voy a mentir, por supuesto que es más cómodo disparar a todo lo que se menea con un Dualshock, pero la adaptación a Vita es muy precisa en su control (aprovechando sus funciones sin forzarlas) y sorprendente en lo técnico. Y al acostumbrarte, es posible que incluso olvides que estás jugando en una portátil, sobre todo teniendo en cuenta el impacto visual que causa esta bestia, luciendo una nitidez y un nivel de detalle que ya quisieran muchos shooters de PS3.


Hazte rico y lárgate

Así podría resumir el esquema jugable de KM, cuyas nueve misiones consisten en llegar, matar a todo quisqui, cumplir algún que otro objetivo, y salir con los bolsillos llenos. Porque no lo olvidemos, Arran Danner, el protagonista al que controlamos, es un mercenario que la mayor parte del tiempo luchará en solitario (me encanta), y en su pellejo mataremos por dinero. La monetización de cada baja y cada misión cumplida representa el progreso en el juego, pues con él compraremos las armas y el resto del equipo. Éste es otro de los aciertos de KM, ya que en esta ocasión no nos encontraremos un rifle francotirador tirado en el suelo justo cuando lo necesitamos (qué casualidad) sino que deberemos configurar nuestro equipo, libremente, para escoger cómo afrontar cada situación. Además, cada vez que caigamos en combate se nos penalizará en concepto de “Seguro de vida”, lo que nos anima a jugar con cuidado, pues cada muerte importa.

A lo de siempre, en esta ocasión hay que añadir el VAN-Guard, un dispositivo que llevamos en el brazo izquierdo y que sirve para activar todo tipo de cachivaches ofensivos (misiles, robots teledirigidos) o defensivos (camuflaje óptico, escudos). Podemos tener uno equipado a la vez, y también podremos escogerlo libremente, siempre y cuando hayamos ahorrado lo suficiente.

Y por supuesto, todos los elementos característicos de la saga que ya brillaron en anteriores entregas, vuelven a la carga. Las coberturas, tan poco frecuentes en los FPS, le dan esa intensidad táctica adicional a los tiroteos. La vista subjetiva, marca de la casa, sigue siendo la mejor del género y en Vita no se ha lastrado ni un ápice. Y los helghast, ¿qué decir de ellos? Cargarse a estos nazis espaciales sigue causando un subidón de adrenalina.


Guerra de Mercenarios

Ése es el nombre de mi modo Multijugador preferido (todos contra todos, por fin en un Killzone), y uno de los tres que encontrarás. ¿Poco? Yo diría suficiente. A estas partidas frenéticas hay que sumarle otros dos modos que se juegan por equipos de cuatro, todo en seis mapas bastante grandes y diferentes entre sí.

Sin patria alguna, y sin necesidad de rendir lealtad más que al sucio y ensangrentado dinero, estas batallas online son el escenario ideal para saciar nuestra sed de acción Multijugador mientras acumulamos pasta y vamos desbloqueándolo todo, convirtiéndonos poco a poco en el soldado perfecto. Pero qué estoy diciendo, si no somos soldados. Somos mercenarios.


VIRTUDES: La Campaña se desarrolla a un ritmo vertiginoso, con situaciones realmente intensas y algún que otro jefazo que le pone la guinda a la acción en el momento justo. Además, las misiones invitan a ser rejugadas siguiendo las condiciones de distintos contratos, y el Multijugador es adictivo y lo bastante profundo como para mantenerte entretenido durante mucho tiempo. Un shooter muy completo que a cada disparo te hará sentir en tus pulgares todo el esplendoroso poder de PS Vita.

DEFECTOS: La espera entre partidas online se hace larga. Hay todo un minuto en el lobby durante el cuál se puede aprovechar para configurar el arsenal, lo cual no está mal. Pero aparte, a veces hay DOS pantallas de carga que pueden resultar un tanto molestas. Y aunque a mí no me parece un defecto, me veo obligado a mencionar que la Campaña es cortita (entre 4 y 5 horas).


VEREDICTO: 4 / 5  >>> Gran juego <<<


Sin limitarse sólo a ser fiel a la saga y al género, Killzone Mercenary brilla por sí mismo ofreciendo partidas de acción directa, ideales para una portátil, y se ha convertido en una razón de peso para poseer una PS Vita.


- Esli

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lunes, 9 de septiembre de 2013

Iconos en el limbo


La historia está plagada de personajes célebres, personas carismáticas e incluso ideales que han conseguido unir grupos heterogéneos movidos por un sentimiento común, un nexo especial. Del mismo modo, las empresas se han esforzado desde hace décadas para crear emblemas, logos, canciones e incluso mascotas que respresenten su marca a la vez que encandilan a sus seguidores. Si no conoces al tigre Tony es que no has comido cereales… Venga, una aún más fácil, ¿quién no relaciona “Just do it” con cierta firma deportiva? 

Pues al igual que todo equipo tiene su líder y todo escuadrón tiene su capitán, no hay compañía de videojuegos que se precie que no tenga sus “buques insígnias”.  Nos situamos en los años 80 y principios de los 90, en una lucha de titanes: Mario vs Sonic. En medio de una lucha feroz un nuevo sistema de entretenimiento irrumpe en el campo de batalla en 1994. Sí, nos referimos a PlayStation.

La consola de Sony dispone de CD´s (OK, Sega CD también… pero ¿quién la recuerda?) unos maravillosos 32bits de potencia (vale… había Nintendo 64, pero hizo peor marketing) y buenos juegos… Pero, ¿tiene su embajador? La vacante se mantuvo abierta hasta que una compañía americana atrevida, fresca, novedosa, canina y muy, muy traviesa… ¡¡¡Naughty Dog!!! publica Crash Bandicoot en 1996. Señoras y señores, y por unanimidad, la posición ha quedado cubierta.

El nuevo personaje, pese a ser un marsupial poco parlanchín (ok, no habla), rebosa simpatía por todos los lados. Su juego es adictivo, apto para todos los públicos, con un villano auténtico y con un buen desarrollo de niveles: ha nacido una estrella.



A partir de aquí se sucedieron hasta 17 títulos más, siendo los más destacados Crash Bandicoot 2: Cortex Strikes Back y el aclamado Crash Team Racing. En total, 18 juegos en diferentes plataformas* y más de 40 millones de copias vendidas.

Esta es la lista completa:

SERIE PRINCIPAL:
Crash Bandicoot (PlayStation, 1996)
Crash Bandicoot 2: Cortex Strikes Back (PlayStation, 1997)
Crash Bandicoot 3: Warped (PlayStation, 1998)
Crash Bandicoot: The Wrath of Cortex (PlayStation, 2001)
Crash Twinsanity (PlayStation 2, 2004)
Crash of the Titans (PlayStation 2, 2007)

JUEGOS DE CARRERAS:
Crash Team Racing (PlayStation, 1999)
Crash Nitro Kart (PlayStation 2, 2003)
Crash Tag Team Racing (Playstation 2, 2005)

PARTY GAMES:
Crash Bash (PlayStation, 2000)
Crash Boom Bang! (Nintendo DS, 2006)

SPIN-OFFS:
Crash Bandicoot: The Huge Adventure (Game Boy Advance, 2002)
Crash Bandicoot 2: N-Tranced (Game Boy Advance, 2004)
Crash Bandicoot Purple: Ripto's Rampage (Game Boy Advance, 2004)

JUEGOS MOVIL:
Crash Bandicoot Nitro Kart 3D (iPhone, 2008)
Crash Bandicoot: Mutant Island (BlackBerry/Symbian, 2009)
Crash Bandicoot Nitro Kart 2 (iPhone, 2010)


Incluso hubo varios juegos cancelados: Cortex Chaos (PS2, 2005), Crash Team Racing 2010 (PS3, 2010), Crash Landed (PS3, 2010).

La pregunta del ostracismo de Crash por parte de Sony en la última generación se intensifica al ver que dos de las tres cancelaciones han sido para PlayStation 3. Crash ha sido un icono que ha acompañado a los seguidores de PS durante años y muchos aún se preguntan por qué no hemos disfrutado del marsupual naranja en alta definición. Ciertamente, el estudio encargado ha estado ocupado brindándonos una saga tan brillante como Uncharted y recientemente el aclamado The Last of Us, así que no nos podemos quejar… ¿o sí?

Más dudas se generan cuando vemos que otra de sus grandes creaciones tampoco ha pisado PS3. Sí, nos referimos al gran Jak y su fiel acompañante Daxter. En este caso, dignos candidatos a ser considerados iconos de PlayStation 2.




Llegados a este punto, no nos queda otra que aplaudir a Naughty Dog por ser creadores de embajadores para Sony:

Crash -PlayStation
Jak & Daxter – PlayStation 2
Nathan Drake (¿o Joel? Se abren apuestas) – PlayStation 3



Quizá el mercado así lo ha demandado o, lo más seguro, es que su política sea de “saga por generación”. Aún así, aunque todos sabemos que es mejor detenerse antes de caer, siempre es triste para un jugón ver como un personaje querido queda aparcado en el olvido… en el limbo de los videojuegos.

Finalizados los lamentos, la experienca nos dice que los personajes pueden morir, pero que los iconos se graban en nuestra memoria para siempre.

Albert MX

*Pese a que los juegos principales son una exclusividad de Sony, a partir de 2002 Nintendo tuvo licencia para realizar Spin-Offs y recientemente hemos visto a Crash en dispositivos móviles.
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No querría despedir este homenaje sin mencionar otros grandes candidatos a “icono de PSX”:
Spyro (Spyro: The Dragon, 1997)
Sir Daniel Fortesque (Medievil, 1998)